“El que no tiene celos no está enamorado”, “Si tengo celos es porque de verdad me importas”, “preocúpate cuando de verdad no sienta celos porque significará que te he dejado de querer”, estas y otras expresiones son en las que se apoyan aquellas personas que pretenden justificar sus celos como muestra de amor hacia su pareja, pero, ¿realmente es amor o inseguridad en uno mismo? Averigüemos la respuesta.
¿Qué son los celos?
Los celos son una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Generalmente se asocia con la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona a la que queremos preste más atención a una tercera. Pero, ¿se dan solo en la pareja? Lo cierto es que no, al tratarse del miedo a perder algo que queremos y estamos convencidos que nos pertenece, se pueden manifestar en muchos otros ámbitos: familiar, amistad, trabajo, etc. Aunque ciertamente en las relaciones amorosas es donde se presentan con mayor frecuencia. Será, entonces, donde nos vamos a enfocar.
Lo primero que se debe hacer antes de abordar un problema emocional es averiguar si realmente lo tenemos, así que, ¿eres o no eres una persona celosa? Para ayudarte a responder, ¿en cuántas de las siguientes características te reconoces?
- Tienes un miedo excesivo a perder a tu pareja.
- Imaginas constantemente que te engaña con otra persona.
- Analizas exhaustivamente el comportamiento de tu pareja buscando señales que confirmen una posible infidelidad.
- La vigilas o vulneras su intimidad (miras los mensajes de su móvil, contralas su correo electrónico, observas su comportamiento en las redes sociales, etc.)
- Contralas en exceso su vida y la limitas continuamente (llamadas constantes para saber qué está haciendo, manipulaciones emocionales para que vuelva de donde está y así tenerla cerca, etc.)
- Afloran sentimientos de odio o rechazo hacia los amigos o compañeros de trabajo de tu pareja porque pueden pasar más tiempo con él/ella.
- Tus celos parten de la interpretación que haces de situaciones que imaginas o conclusiones que sacas a partir de pequeñas cosas que consideras que no deberían ser así, no de una realidad objetiva.
- La obsesión por una posible infidelidad o abandono te impiden llevar una vida donde te sientas bien: duermes poco, aparecen malestares como dolores de cabeza, problemas intestinales, etc.
- Sufres enormemente cuando no está a tu lado.
- Le exiges a tu pareja que te cuente lo que ha hecho en el día con la intención de buscar pistas que desvelen un posible engaño.
- Te comparas constantemente con las personas con las que se relaciona, infravalorándote y agudizando el miedo a que las prefiera a ti.
- Sufres una gran ansiedad cuando tarda más de lo habitual en llegar a casa o hace alguna actividad que no suele hacer, disparándose de manera inmediata el pensamiento de que te está siendo infiel o ha perdido el interés en vuestra relación.
Realmente es un estado emocional agotador, ¿no crees? Cuánto dolor alberga tanto la persona que los sufre como aquella sobre la que recaen. Queremos ayudarte a trascender este malestar y construir una relación sana y satisfactoria. Así que, pongámonos manos a la obra y descubramos cómo podemos combatir esta situación.
- Trasciende la idea de que alguien te pertenece. No podemos pretender que la persona con la que estamos sea y actúe como nosotros queremos. El ser humano es un ser individual, tiene su propio proceso de crecimiento personal y relación social. No somos dueños de nadie. Si dejásemos de lado la percepción de que el otro forma parte de nuestras posesiones, los celos no tendrían cabida. La pareja necesita la autonomía de cada uno de sus miembros, esa libertad hace a la persona sentirse realizada y disfrutar mucho más sus relaciones personales.
- Elimina de tu mente ideas limitantes como “Lo/la celo porque le/la quiero”. No son ciertas, no son producto más que de tu inseguridad, del concepto que tienes de ti mismo/a y tu relación con los demás. El amor es libertad, respeto, entendimiento, comunicación, confianza. Si alguien está con nosotros es porque quiere estar con nosotros, si no quisiera estar no hay necesidad de hacerlo, todo el mundo tiene la libertad de elegir.
- Trabaja la confianza. Una relación no puede llegar a ser saludable si existe desconfianza entre sus miembros. Deja las suposiciones y las acusaciones de lado, comunícate, pregunta abiertamente, reflexiona con tu pareja desde una perspectiva relajada, escucha lo que te tiene que decir, exprésale tus miedos para que entienda lo que te sucede pero no utilizándolos como una manipulación que consiga que actúe como deseas.
- Deja de compararte con los demás. ¿Acaso eres igual que otra persona? Somos seres únicos, con nuestras virtudes y defectos. Cuando alguien decide escogernos como compañero/a de viaje es porque la percepción que tiene de nosotros es positiva, le aportamos. Si esto es así, ¿por qué empeñarnos en verlo negativamente? Si él/ella ve nuestra luz, ¿por qué insistir nosotros en ver nuestras sombras? Una autoestima saludable será la solución a este problema.
- Quiérete y valórate. Esto te dará mayor seguridad, todo empieza por uno mismo. Si yo me quiero, proyecto eso en los demás y por tanto tengo una mayor probabilidad de que me quieran.
- Deja de lado el juego de poner celoso al otro. Esta práctica es muy común en las personas celosas pero, lejos de avivar la llama del amor, aumenta la toxicidad de la relación. Lo único que conseguirás es sentirte aún peor.
- Trabaja tu independencia. La persona celosa tiende a depositar en el otro toda su vida, deja de lado aficiones o amigos con los que antes compartía tiempo y ocio. Trabajar su autonomía favorecerá que disfrute otras cosas al margen de la relación de pareja, por lo que ampliará su perspectiva sobre las relaciones sociales y dejará de tener miedo a las que tiene su compañero/a de viaje.
- Enfréntate al miedo a perderlo/a. Al miedo se le enfrenta de cara, es la única manera de trascenderlo, por tanto imaginarte en cómo estarías sin esa persona y visualizare tranquilo/a y relajado/a, te ayudará a entender que la vida no se acaba después de una pareja y que lo que importa es la actitud con la que enfrentas las situaciones. Centrarte en ti, en lo que eres, en lo que sientes, en las capacidades y habilidades con las que cuentas para afrontar una posible ruptura, hará que identifiques mejor qué necesitas cambiar para romper la dependencia emocional que te ata a esa persona. Una vida sin dependencias es una vida plena donde las relaciones se disfrutan mucho más.
- No distorsiones la realidad. En situaciones así tendemos a caer en multitud de trampas del pensamiento o disonancias cognitivas que no son más que pensamientos irracionales en los que incurrimos cuando nos sentimos mal, ya que la mente necesita respuestas a todas las preguntas que nos planteamos en los momentos ansiosos. Tratando de ser lo más objetivo posible con la situación y evitar el error de “suponer, en vez de preguntar”, conseguirás ir dominando esos celos y mejorar la comunicación con tu pareja.
- Comunícate asertivamente. Una comunicación basada en decir lo que uno piensa y siente, sin caer en conductas sumisas o agresivas, hará que el mensaje llegue mucho mejor. Se deben evitar las prohibiciones y limitaciones, que en nada nos favorecen dentro de la relación. Si sientes celos, díselo. No los niegues ni te encierres en ti mismo/a porque esa represión no hará más que alimentar el malestar. Háblalo, explícale cómo te sientes y trata de buscar explicaciones más realistas y objetivas.
- Busca ayuda. Si consideras que la situación se te escapa de las manos y tus celos se han convertido en patológicos, recurre a ayuda profesional que te oriente a conocerte mejor, superar inseguridades y construir una relación saludable.