PERFIL DEL MEDIADOR EN EL MANEJO DE PROBLEMAS DE CONDUCTA

Cuando un padre, madre de familia, profesor, profesora o cualquier otro adulto que se enfrenta a un menor que presenta una conducta inadecuada o también llamada problema de conducta es muy probablemente que lo primero que se pregunta buscado una solución a la situación es: ¿Qué hago?. Con lo que pareciera esperar que la solución radique en una técnica, estrategia, recurso, pauta o algo similar que se pueda aplicar y que corrija mágicamente la conducta inadecuada y en tal sentido amigos, familiares, colegas  e incluso algunos psicólogos brindan ayuda describiendo paso a paso lo que se tiene que hacer como si se tratara de una receta de cocina en donde el seguimiento de los ingredientes en las porciones exactas asegura la exquisitez del platillo. Esto es parcialmente correcto dado que a pesar que este factor es muy importante, muchas veces hemos sido testigos de  referencias sobre haber seguido las pautas "al pie de la letra" y  no haber obtenido los resultados esperados concluyéndose erróneamente con la frase: "Esa técnica no funciona".

Y es que la solución al manejo de la conducta escolar inadecuada no solo depende del con qué corregir sino de otros aspectos como quien corrige y cómo corrige. En esta oportunidad nos centraremos en el quien.

Cuando analizamos la conducta escolar inadecuada debemos recordar que esta es el
 producto de la interacción entre el alumno que se porta mal y su entorno, siendo un elemento importante de este entorno el agente educativo responsable de su conducta (el profesor o similar en la institución educativa o los padres o similares en el entorno familiar) a quien denominamos mediador. Lo que significa entonces que un problema de conducta es un problema de la interacción entre el alumno que se porta mal y el adulto responsable del alumno cuando esta conducta ocurre, quien probablemente no está manejando adecuadamente las consecuencias de la conducta inadecuada otorgando estímulos agradables como consecuencia de conductas no deseadas u otorgando estímulos aversivos ante conductas deseadas. Entonces no sólo sería un problema de conducta sino un problema de la interacción de la conducta del niño que se porta mal con la conducta del adulto que no maneja correctamente la conducta del niño (por lo que podríamos decir que también se está portando mal).


Entonces lo que deberíamos hacer sería corregir esta interacción para que la conducta inadecuada se corrija por lo que no solo debemos de centrarnos en conocer que aplicar para modificar la conducta inadecuada sino también debemos tener en cuenta como orientar al mediador ayudándolo a darse cuenta de lo inadecuado de su comportamiento cuando el alumno se porta mal y a establecer que cambios de actitudes debe hacer y qué habilidades debe desarrollar para desempeñarse adecuadamente


¿Qué suele ocurrir en el mediador dada las dificultades que tiene para manejar la conducta inadecuada?. Probablemente no tenga las habilidades socioemocionales necesarias para aplicar  las técnicas o estrategias correctivas por lo que no se obtienen los resultados esperados.
Probablemente no ha establecido las reglas con claridad asumiendo que el niño debe saber lo que debe y lo que no debe hacer y que no es necesario decírselo. Tal vez no tiene autoridad frente al menor  ya sea porque no cumple con lo que el mismo indica al corregirlo o alguien del entorno le quita autoridad, quizás carezca de manejo emocional para controlarse en esa situación e imponer su autoridad y por el contrario termina llenándose de enojo o depresión,  pueda que la ineficacia de la técnica radique en la falta de compromiso  al seguir las pautas y el monitoreo del programa, posiblemente la conducta inadecuada se esté presentando frente a más de un mediador en situaciones distintas  y cada uno trata de corregirla a su manera oponiéndose unos con otros en vez de coadyuvar al objetivo trabajando en equipo.


Por lo expuesto brevemente podemos observar que la falta de manejo adecuado de los problemas de conducta, además del tema relacionado con el que hacer, requiere considerar el perfil del mediador y sus habilidades necesarias para lo cual nuestra labor formativa a través de la orientación y la consejería es importante para tal fin