En un mundo donde en la educación superior se desarrollan conceptos como "educación integral", "formación por competencias", "desarrollo del talento humano", etc. tuve una experiencia docente en una de las últimas actividades planificadas en una de las asignaturas que dicte este semestre que me invitó a reflexionar por lo que quisiera compartir ciertas ideas que con Uds. producto de estas reflexiones.
A modo de contextualizar la experiencia: Se programó un ciclo de exposiciones para grupos de hasta 5 para las dos últimas semanas del ciclo. La estructura de las sesiones de aprendizaje anteriores se caracterizaron por la actuación del docente en un 40% de la sesión (con actividades de inicio y de desarrollo teórico del tema); luego se buscaba promover el aprendizaje cooperativo en grupos pequeños en un 50% y finalmente una actividad de evaluación.
Con las exposiciones la participación de los estudiantes sería de mayor exigencia: no solo participarían frente a 4 o 5 compañeros haciendo unos cortos comentarios, sino frente a todo el aula en un tiempo más prolongado.
Antes de iniciar las exposiciones, creí tener una idea del perfil de los estudiantes definiendo 4 tipos, considerando no solo el desempeño académico sino además el desempeño socioemocional en la participación en clase: Primero ubique los muy buenos por notas de 16 a más y una constante participación en clases indagando, aportando, cuestionando y aportando información. Un segundo grupo eran los estudiantes buenos caracterizado por notas de 14 o 15 y una participación en clase si bien no destacada pero si pertinente. En tercer lugar estaban los estudiantes regulares con notas entre 11 a 13 y una muy escasa o nula participación, y por último tenemos a los estudiantes con bajo desempeño con notas desaprobatorias y actitud mental ausente durante las sesiones
Aparentemente los resultados serían previsibles, especialmente con los estudiantes regulares y con dificultades, sin embargo grande fue mi sorpresa: Muchos de ellos mostraron un muy buen desempeño en sus exposiciones no solo en los contenidos expuestos con Información trascendente, descrita, fundamentada, y explicada didácticamente, sino también y para mi, de manera más significativa, en como exponían mostrando facilidad de palabra, manejo del lenguaje no verbal.
En resumen, el desempeño de muchos de estudiantes regulares y con dificultades fue mejor que el desempeño de los llamados estudiantes muy buenos.
Si en la mayoría de las sesiones mostraron un desempeño académico y socioemocional con carencias, ¿Por qué éste desempeño mejoró notablemente en las exposiciones?, ¿Será acaso que cuando tienen la posibilidad de actuar por iniciativa y responsabilidad su actitud es una, pero si se les exige viéndose en la obligación de rendir su desempeño es otro? .Aquí algunas hipótesis
Muchos de nuestros estudiantes ingresan a la universidad sin la "madurez estudiantil" necesaria arrastrando una actitud "secundariosa" del menor esfuerzo y de la espera que alguien presione o exija para rendir lo necesario creyendo que el objetivo es aprobar relegando la importancia de aprender. Esto se suma a otra actitud que se resume con claridad en una frase que expresan con gran preocupación: ¿Nos va a entregar las diapos?. Debemos suponer que su interés de obtener este material se basa en reforzar sus apuntes, mapas conceptuales, epigrafías, resúmenes y otras estrategias de aprendizaje, pero muchas veces no es así. Muchas veces pretenden hacer de las diapositivas una especie de ayuda memoria o abstrac de la clase y solo estudiar de allí, o mejor dicho, solo memorizar de allí para lo exámenes yendo en contra de los principios constructivistas, lo que ameritaría otro articulo titulado "Las ppt: Estrategia de enseñanza o de aprendizaje" que publicaremos pronto.
Otras actitudes de este perfil facilista de lo que hemos denominado el estudiante universitario inmaduro ha descrito en la columna sobre la vida universitaria titulada “Seis actitudes que tienen hartos a los profesores en el aula” publicada en El Mercurio de Chile (22/11/2014):
1). Ley del mínimo esfuerzo: Alumnos preguntan: ‘¿esto entra para la prueba?’ (la idea implícita es que ‘si no, no me importa’). No les interesa aprender”.
2). Miran para otro lado: Como no leen, su participación en las clases es escasa. No opinan. Hay muchos minutos de silencio. Ante una pregunta abierta los alumnos miran para otro lado. La clase es un cementerio.
3). El móvil es más importante: Mandan mensajes por los celulares disimulada o descaradamente
4). Impuntuales y comelones: Comen en clases. Son muy impuntuales, y se enojan si no se les deja entrar. Pocos alumnos saludan en espacios no formales.
5). Súbame la nota: Al final del ciclo aparecen los estudiantes mendigando notas para aprobar las materias, aduciendo razones extracurriculares o apelando a argumentos emocionales como “soy el primero de la familia que llega a la universidad” o “con esta nota voy a perder la beca”. No faltan las chicas seductoras que juegan provocadoramente con sus escotes o faldas cortas.
6). No alcancé a leerlo: Si no hay prueba, no leen. Además tienen pobre comprensión lectora. Su actividad intelectual es totalmente pasiva frente al profesor que les tiene que contar la síntesis de la lectura
Esta es una realidad frente a la cual los docentes debemos preparar estrategias que nos permitan obtener los resultados esperados en el proceso de formación de profesionales de calidad. estrategias didácticas que los hagan el centro de la sesión y estrategias de sensibilización y concientización de su compromiso activo en su formación profesional