El desempeño docente queda determinado a través del desarrollo de actividades de planificación realizadas generalmente antes de llevar a cabo las sesiones de aprendizaje, o de tipo didácticas realizadas durante las sesiones en la relación docente estudiante; o las de tipo evaluativas que pueden realizarse al inicio, durante y al término de un determinado periodo o ciclo, las mismas que Díaz Barriga y Otros (2002) denominan evaluación diagnóstica, evaluación formativa y evaluación sumativa respectivamente. Además están las actividades realizadas por el docente desde su función de investigación y aquellas relacionadas con la proyección social.
Por lo expuesto queda claro que el docente universitario del siglo XXI debe pasar por un proceso de formación profesional de habilidades en la planificación, la didáctica y la evaluación educativa.
Pero
no sólo necesita desarrollar habilidades y estrategias cognitivas,
meta-cognitivas, y destrezas en la utilización de las computadoras, las nuevas
tecnologías y los sistemas de información, sino que en la medida que el proceso
enseñanza aprendizaje a nivel superior está basado en relaciones humanas:
Docente – estudiantes, docente – autoridades, docente – colegas, etc. se
necesita de habilidades personales y sociales para manejar adecuadamente dichas
relaciones humanas.
En nuestra experiencia como estudiante y como docente en pre y post grado
hemos
visto casos en donde estudiantes reconocen
que algunos de sus docentes son buenos profesionales e incluso dominan
teóricamente su tema, pero existen comentarios de estos mismos alumnos que se
resumen en frases como: “no se le puede hacer una crítica”, “se enoja
fácilmente”, “es aburrido”, “es autoritario”, “no da confianza para
preguntarle” “su curso es interesante pero él lo hace difícil”, “me pone
nervioso”, etc. Frases que
en ocasiones se manifiestan junto a conductas tales como una participación
totalmente pasiva en el desarrollo de la asignatura, no entrar a clase
intermitentemente, cambiarse de turno o simplemente desertar de la asignatura
en casos extremos.
Pues bien, si sabemos
que el accionar del docente universitario está relacionado con facilitar al
participante “desde fuera” un procesamiento profundo de la información
empleando para ello una serie de recursos epistemológicos, teóricos,
tecnológicos, metodológicos y psicológicos; creemos que los comentarios y conductas
de los estudiantes antes descritos tendrían relación con los recursos de
carácter psicológico de sus docentes. Nos referimos, por un lado, a aquellas
habilidades personales como, la autoestima, el autocontrol, la capacidad de
autocrítica, etc., y por otro a aquellas habilidades interpersonales como la
empatía, la comunicación asertiva, la tolerancia, etc. A este conjunto de habilidades
personales e interpersonales las denominaremos en adelante Desempeño Personal-social
del docente universitario
Hoy
más que nunca la profesión de la docencia universitaria enfrenta diversos retos
y demandas. Es un clamor social que la tarea docente no se debe restringir a
una mera trasmisión de información o a aspectos metodológicos o tecnológicos en
tanto que el acto de educar implica también interacciones humanas muy complejas
las cuales involucran cuestiones simbólicas, afectivas, comunicativas,
sociales, de valores, etc.
La formación personal y social, al igual que la
preparación técnica y científica del maestro, requiere también de una sólida
formación, pero sin embargo es relegada dado que se atiende preferentemente a
la dimensión técnica y científica y se olvida
que se ha de ayudar al maestro a orientarse hacia una madurez emocional y
social en la medida que su trabajo irá dirigido a personas en formación en las
que va a influir como persona y como profesional.
Este Desempeño
Personal-social del docente está relacionado con la interacción entre el
educador y sus estudiantes en donde se estimule el saber - saber, el saber -
hacer, el saber - ser y el saber – sentir para lo cual el docente requerirá de
habilidades sociales manejar adecuadamente aquellas situaciones que pudieran
constituirse como desfavorables en el proceso enseñanza aprendizaje y más bien
promover los aspectos del crecimiento personal del alumno en el marco de la
cultura del grupo al que pertenece. (Abarca,
Marzo, y Salas; 2002)
REFERENCIAS
1.
Abarca,
M., Marzo, L. y Sala, J. (2.002) La educación emocional y la interacción
profesor/a alumno/a. Revista Electrónica
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 6(42), 26-28.
Recuperado el 26 de Mayo del 2008 en: www.aufop.org/publica/reifp/02v5n3.asp
2.
Diaz-Barriga,
F. y Hernández, G. (2002) Estrategias Docentes para un aprendizaje
Significativo. México D.F Mexico: McGraw-Hill. Abarca, M., Marzo, L. y
Sala, J. (2.002) La educación emocional y la interacción profesor/a alumno/a.
Revista Electrónica Interuniversitaria
de Formación del Profesorado 6(42), 26-28. Recuperado el 26 de Mayo
del 2008 en: www.aufop.org/publica/reifp/02v5n3.asp
3.
Mendoza,
V.(2010) Desempeño personal-social de
los docentes y su relación con la motivación académica en estudiantes de
psicología de la Universidad nacional Federico Villarreal en el año académico
2006”. Tesis para optar el grado de maestría en Docencia Universitaria. Lima.
UNFV
4.
UNESCO
(1998) Declaración Mundial sobre la
Educación Superior en el siglo XXI: Visión y Acción:. Recuperado el 20 de
setiembre del 2007 en: http://www.unesco.org/education/educprog/wche/declaration_spa.htm